Yo no elegí sentir
ni ver el lado triste de la luna
como no elegí el color canela de mi
piel
ni el brillo de mis ojos
no elegí ser yo
ni llevar y llevo prendido
como un unicornio en mi pecho
a ese ser que habita en mi interior
y que es el que me dicta los versos
que se me desbordan por dentro.
Yo no elegí volver y ahora vuelvo
sobre las huellas de mi suerte
Las que un día atraparon en sus
esquinas el silencio.
Ahora que no estoy segura siquiera
de recordar las letras de su nombre
llega con fuerza rompiendo la
escollera del recuerdo
la espuma de sus ojos.
Pero hoy todo es distinto
porque la luz del sol me grita
que estoy aquí y estoy viva
por eso he decidido desde hoy y para
siempre
usar tacones que dejen huella
y que pisen fuerte
no habrá piedra ni hoyo
que impida que mis pasos
vuelvan a recorrer sus pisadas
para atrapar lo que yo quiero
sea mi verdadera suerte.
Asoreth
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