Es hora del instante, de poner un cerrojo a mis labios
me siento anclada en el espacio vacío de la nada.
embriagada del todo, de la nada
de la inmovilidad de las certezas,
de las miserias, de las carencias,
de la inconsciencia, del desconocimiento.
y sé que hay espectros que están en vigía permanente
y se beben mi sangre
y no intuyen que la vida se
consuma en un instante,
e ignoran que todos los nombres
están tatuados en los labios de la parca
y que hace mucho que yo ya no
estoy,
no soy, no existo,
no soy, no existo,
que me embarque en un navío que
pasó llevándome,
que me uní al sonido del silencio
que soy una alma viajera,
libre fascinada en la oquedad de la noche,
libre fascinada en la oquedad de la noche,
que soy solo dueña de todos
aquellos seres
que pueblan mis sueños,
en la densa niebla de mi almohada.
en la densa niebla de mi almohada.
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