Sosegada hoguera que niega la luz del alba,
silencio sombrío que no reconoce
en donde está el génesis
ni la consumación del amor,
lágrimas yermas que ruedan
por el laberinto del mundo impío,
caricia ausente que en el
dolor prodiga
lo que en el silencio la palabra escrita,
abandono desamparo,
retiro, ausencia de Dios
submundo cercado por la muerte y el olvido,
nostalgia que danza en el abismo de los miedos,
espiral acerada que lastima
los anhelos
y mata la esperanza de vivir
soñando.
Cenizas de fantasmas que se
atreven a perforar
la eternidad del silencio.
Atrapada en las manos del
tiempo
se desata esta tormenta
ausencia del juglar que posó sus alas en su ventana
aleja la plegaria, rito sagrado
que alimentaba su estro
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